Es la última vez que te quiero — Cía.

Es la última vez que te quiero, la última vez que te escribo, pero la penúltima que te pienso. ¿Crees que me lo merezco? Dejar que me rompas en mil pedazos cada noche y que creas que con un simple beso puedes reparar lo que ni siquiera yo creo. No, claro que no. He vuelto a llorarte como si no hubiese mañana, como si nada pudiera calmarme, como si no fueras a volver, pero al día siguiente llamara a la puerta tu orgullo y me dijera que me has estado echando de menos. Como si me contara la de personas que han pasado por tu cama que no han abrazado tus miedos, como si me rogase de rodillas que no me fuera del todo, que no soportas la idea de verme en brazos de otro y que no va a haber nadie que te escriba como yo. No hablemos de querer, sé hacerlo a mi manera, y a ti. Y poco más. No hablemos de lo que pasa cuando me lanzo de cabeza y sin arnés. Lo que sucede cuando camino con la venda puesta en los ojos y una cuerda entre los pies. Lo que ocurre cuando me callo lo que quiero decirte y el “Te quiero” se me escapa por los poros de la piel. No hablemos de cuántas veces me he cruzado la cara con el destino por no dejarte de ver, de las discusiones que he tenido con el instinto porque sabe lo mucho que vas a doler. Y aquí sigo, con la testarudez y mis ganas de seguir sabiendo de ti. Discutiendo con cada pensamiento que me dice que me aleje por mí, y yo, que no quiero. Que quiero seguir siendo libre y de ti. Pero quiero que esto sea nuestro, que no cambie lo que tenemos. Y si no va a ser así… No sigas, porque esta es la última vez que te quiero, la última vez que te escribo, pero lamentablemente la penúltima que te pienso.

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